Más allá de la milanesa: Gratitud, empatia y el juicio fácil.
Mientras estaba tomando un café frente al cucu de Villa Carlos Paz un buen hombre o no, vaya a saber entro a pedir a los comensales para comprar un sándwich de milanesa.
A lo mejor era cierto o solo una mentira más de las tantas que hay, saque un billete y se lo di.
En una mesa contigua un joven se quejaba de que "dejaran entrar a esa gente a pedir, ...en tal lado, no los dejan entrar...", repetía a viva voz.
Sin embargo siempre pienso que debo ser un agradecido de lo que poseo. Y de las oportunidades de poder volver a comenzar. Pero no todos lo pueden hacer -vaya a saber los porque- es muy difícil y mientras más se tarda más cuesta volver. Que decir de aquellos que han quedado en la calle, el sistema los ha escupido y sin ayuda del estado les será casi imposible regresar a la normalidad.
Sentarte a comer en un restaurante o fast-food no solo es contar con el dinero para hacerlo sino con el mínimo aseo personal.
Es muy fácil criticar o inquirir que el otro debe hacer tal cosa sentado desde el confort de un hogar pero que de aquellos que revuelven la basura para comer. Del que pide para después volver a su tapera y mañana se repite como un booteo interminable la misma situación. Es difícil de creer pero entre los pobres hay muchos que deciden no continuar más y toman decisiones drásticas por no encajar en el sistema.
Reflexión final sobre la empatía y el juicio en tiempos difíciles.
El que ayuda al pobre sin juzgar será recompensado nos dice Dios, pues segun Él es ayudarlo a Él (valga la redundancia). Si eres o no creyente es parte de una ley y la ciencia confirma que las leyes se cumplen.
Puedes tener razón de que hay vivos pero aun no he visto ninguno de esos vivos pagar las expensas, bajarse de un auto o vivir en un barrio cerrado.
La próxima vez ayuda sin mirar y sino callate. No juzgues porque siempre hay alguien más arriba que tu que podrá hacer lo mismo, eticamente o económicamente.
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